La llegada de la mujer a la fotografía, pioneras

Hoy hablamos del papel de la mujer en la fotografía; las primeras que hicieron de ella su profesión. Mujeres luchadoras que tuvieron que recorrer un camino mucho más arduo que los hombres en épocas complicadas en las que estaban relegadas al papel de ama de casa, madre y esposa.

Anna Atkins

Anna Atkins recibió una educación liberal que la alejó definitivamente del prototipo de mujer victoriana. Esta botánica comenzó a fotografiar junto a Constance Talbot con ayuda de una cámara de madera a la que bautizaron como «la ratonera». No obstante, es principalmente conocida por haber sido la primera mujer en publicar un trabajo científico que ilustró únicamente con fotografías.

La técnica que utilizó fue la cianotipia, inventada por un buen amigo de su padre, John Herschel. Consistía en bañar un papel con una emulsión de sales de hierro en color amarillo verdoso sobre la cual se colocaba el objeto a fotografiar, exponiéndolo a luz natural. Cuando el papel adquiría un tono grisáceo, se lavaba y el resultado era un fotograma que permanecía blanco en las zonas no expuestas y azul en las expuestas. Debido a ello se conoce también como «blueprint».

Anna Atkins explicó su decisión de esta forma; «La dificultad de dibujar de forma precisa objetos tan diminutos como son muchas de las algas, me ha inducido a valerme del hermoso proceso del cianotipo, creado por Sir John Herschel, para obtener impresiones de las plantas, las que tengo el gusto en ofrecer a mis amigos botánicos» – octubre de 1843. Sin embargo, British Algae: Cyanotype Impression no fue bien recibido por todos ellos. El mérito se lo llevaría un año después William Henry Talbot por The pencil of nature, una prueba más de lo infravalorados que están los trabajos de las mujeres.

Julia Margaret Cameron

El interés por la fotografía no surgió de ella misma, sino que despertó a raíz de una cámara fotográfica con objetivo Jamin que le regaló su hija junto a su yerno. El objetivo de ambos era proporcionarla una fuente de entretenimiento durante los largos viajes que solía realizar su marido. Y vaya si lo consiguieron. Julia Margaret Cameron era una mujer culta y elegante que tenía en sus círculos sociales a gran parte de los intelectuales de la época, algunos de los cuales la impulsaron en esta nueva aventura.

A sus cuarenta y ocho años transformó la carbonera de su casa en la Isla de Wight en un laboratorio fotográfico y el gallinero en un estudio del que rara vez salía. La fotografía se convirtió en el motor de su vida y la llevó a ser reconocida como la primera mujer en conseguir prestigio internacional. No obstante, como podemos imaginar, este éxito llegó tarde, ya que fue duramente criticada por centrarse en lo plenamente artístico y descuidar la técnica. Como ella misma decía, «Mi aspiración es ennoblecer la fotografía y alzarla a la categoría de arte, combinando la realidad con la poesía y la belleza ideal».

Sus retratos pertenecen a la corriente academicista, pero su obra es también considerada antecedente del pictorialismo fotográfico. Si quieres conocer más acerca de su apasionante historia, ella misma te la cuenta en su libro autobiográfico Annals of my glass house (1874).

Frances Benjamin Johnson

Fue el propio George Eastman, fundador de Kodak, quien le regaló su primera máquina fotográfica. Frances Benjamin Johnson decidió entonces estudiar fotografía en el prestigioso Instituto Smithsonian, donde tuvo como mentor a Thomas Smillie. Siguió su recomendación y antes de dedicarse a la fotografía en cuerpo y alma emprendió un viaje por toda Europa que le permitió conocer a grandes figuras de la fotografía profesional.

Su pertenencia a una familia bien posicionada le abrió las puertas a la élite estadounidense. Se la denominó «La fotógrafa de la corte americana», ya que pudo acceder a la Casa Blanca y retratar la vida de los cinco presidentes que se sucedieron entre 1885 y 1913: Grover Cleveland, Benjamin Harrison, William McKinley, Theodore Roosevelt y William Howard Taft.

Entre sus trabajos destaca el autorretrato «La nueva mujer liberada» en el que aparece en una postura muy descarada enseñando las enaguas y sujetando una jarra de cerveza. También realizó reportajes sociales como el que retrata la segregación racial en los colegios de Washington. Posteriormente se interesó por la fotografía arquitectónica, sintiéndose especialmente atraída por los edificios abandonados. Es considerada la primera mujer fotoperiodista.

Dorothea Lange

El 29 de octubre de 1929, más conocido como «Martes Negro», la bolsa de Nueva York cayó un 11%. A partir de ese momento y durante un mes se sucedieron distintas caídas que introdujeron a Estados Unidos en la Gran Depresión. Miles de personas lo perdieron todo y quedaron en la más absoluta pobreza. Fue entonces cuando Dorothea Lange decidió abandonar la comodidad de su estudio fotográfico para salir a la calle a retratar la crudeza de esta situación.

Comenzó a trabajar para la Administración de Seguridad Agraria, realizando reportajes en los que plasma a la perfección el sufrimiento de unos protagonistas a los que nunca hace perder la dignidad. Mundialmente conocida es la serie Madre migrante, «Me acerqué a ella como atraída por un imán. No recuerdo cómo le expliqué qué hacía allí con una cámara en la mano, tampoco me lo preguntó. No quise saber su nombre ni su historia, tan solo supe su edad; 32 años. Me contó que sobrevivían a base de vegetales y los pájaros que lograban cazar sus hijos».

Años más tarde se encargó de documentar la reubicación de los japoneses tras el ataque de Pearl Harbor en 1941. Explica así su relación con la máquina fotográfica, «Te cuelgas la cámara al cuello de la misma forma que te calzas los zapatos, es un accesorio que comparte la vida contigo. La cámara es un instrumento que enseña a la gente cómo ver sin ella».

Lee Miller

Las dificultades de la infancia marcaron el carácter rebelde e inconformista de Lee Miller. Con solo siete años fue violada por un amigo de la familia que le contagió la gonorrea. Su padre decidió entonces llevar a cabo una técnica bastante discutible para devolverle la autoconfianza; fotografiarla desnuda hasta los veinte años. También la obligó a iniciar una carrera de modelo en la que tuvo la suerte de contar con el apoyo de Condé Nast.

Cansada de posar ante las cámaras, decidió ser ella la que se colocara tras el objetivo. Man Ray fue su principal maestro, del que fue musa y amante durante una época en la que tuvo la oportunidad de conocer a grandes genios de las vanguardias como Pablo Picasso, que la dibujó en varias ocasiones.

Su espíritu indomable le llevó a ser la enviada de Vogue en la Infantería del Séptimo Ejército de los Estados Unidos. Fue la primera fotoperiodista en acceder a los campos de concentración de Dachau y Buchenwald. Estuvo presente además en otros acontecimientos como la Liberación de París o la Batalla de Alsacia. El mismo día del suicidio de Adolf Hitler, fue fotografiada mientras dormía en la cama de Eva Braun y se bañaba desnuda en el apartamento del dictador alemán. No fue capaz de olvidar los horrores de la guerra y cuando regresó a Norteamérica guardó todos los recuerdos en cajas que nunca volvió a abrir.

Toda una fuente de inspiración, ¿no crees?

Esther de Vicente
Estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Amante de la vida y sus momentos. Me encanta la fotografía, el mundo de la moda, y por encima de todo viajar. Siempre con ganas de conocer lo desconocido.

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