Cultura Fotográfica

Luz continua, cómo sacarle provecho en fotografía

Analizamos ventajas e inconvenientes de la luz continua.

Tras compartir algunos esquemas de iluminación en estudio, hoy nos centramos en la luz continua y sus principales ventajas e inconvenientes. La luz que solemos utilizar para realizar nuestras fotografías suele ser la luz de Sol y este tipo de luz se considera luz continua, precisamente por eso, porque ilumina de manera continua. Otra manera de iluminar es la que produce un flash en un instante determinado, por lo que no es continua.

Sin embargo, en iluminación de estudio también podemos utilizar la luz continua aportada por nuestras lámparas o bombillas. Se pueden utilizar tanto en estudio como en exteriores. A diferencia del flash, la potencia no se puede controlar, simplemente podemos encender o apagar bombillas para modificar la cantidad de luz.

La ventaja principal de utilizar este tipo de luz es que vemos el resultado de la fotografía antes de disparar. Al iluminar constantemente, podemos hacer cambios de ubicación, tanto de la luz como del sujeto a fotografiar hasta que veamos el resultado que buscamos.

Fotografía en estudio pero utilizando la luz natural que entra por la ventana. En este caso no es determinante utilizar un objetivo luminoso puesto que estamos haciendo un contraluz.

En ocasiones, la luz genera sombras sobre el modelo, y dichas sombras las podemos ver directamente. Si utilizáramos flashes tendríamos que disparar para saber el resultado.

Por contra, la desventaja que tiene la luz continua es que consume mucho más. Además, al ser luz continua, la velocidad de obturación tiene un papel importante en la fotografía. Cuando utilizamos flashes, la luz que aporta éste es la que ilumina, de manera que la velocidad de obturación no afecta al resultado. Sólo hay que tener en cuenta la velocidad de sincronización. Sin embargo, en fotografía con luz continua esto no sucede así. La consecuencia es que si disparamos a velocidades de obturación lentas podemos obtener fotografías trepidadas, ya sea por el hecho de movernos al disparar, o porque sea el modelo el que realice algún movimiento.

Al utilizar luz continua tenemos que tener en cuenta la cantidad de luz que necesitaremos. Si no tenemos suficiente tendremos que utilizar diafragmas más abiertos de lo que queremos o aumentar el ISO con el correspondiente ruido y pérdida de calidad en la imagen resultante.

Fotografía en estudio realizada con una fuente de luz continua para la cual se utilizó un objetivo a f/1.4, velocidad 1/40s e ISO 400.

Sabiendo esto, es interesante disponer de objetivos muy luminosos, que nos puedan ayudar a resolver estas situaciones. Además, podemos jugar con el diafragma para crear grandes desenfoques y centrar toda la atención sobre el modelo.

Otro detalle sobre la luz continua es que cada bombilla tiene una temperatura de color, por lo que nuestras fotografías tendrán una dominante de color que deberemos corregir posteriormente. La luz de flash tiene una temperatura de color equivalente a 5.500 grados kelvin. También existen bombillas con dicha temperatura de color, o incluso más cálida. Pero al poder iluminar con cualquier fuente de luz, ya sea una lámpara, un foco, una farola o incluso la misma luz natural, estamos expuestos a tener alteraciones de los colores. Esto se puede solucionar utilizando una tarjeta de colores. Para ello, cogemos la tarjeta de colores y hacemos una fotografía junto a la escena, para poder tener una referencia posterior y así compensar dicha dominante.

Andaluza de alma vasca viviendo en Madrid. Proyecto de Periodista y Comunicadora Audiovisual. Lo único que sé con alguna certeza es que mi futuro está detrás de una cámara de fotos.