“Siempre he sentido que cuando decides hacer un film ha de ser como una historia de amor”. Raoul Coutard
Recientemente hablamos sobre los fotogramas de un filme, o mejor dicho, pequeñas fotografías dentro de una gran película, donde conocíamos a otros fotógrafos y directores de cine que agregaron un valor añadido a la producción, igual que el siguiente fotógrafo sobre el que hablaremos. Un golpe de suerte llega pocas veces en la vida, algunos lo dejan pasar, mientras otros lo aprovechan al máximo. Raoul Coutard así lo hizo y se volvió uno de los mayores referentes de la Nouvelle Vague.
Coutard antes de convertirse en fotógrafo fue sargento de infantería colonial en la Guerra de Indochina con tan solo 20 años, al finalizar se quedó viviendo allí y encontró trabajo como fotógrafo freelance de guerra mientras cubría los enfrentamientos de Vietnam, para revistas como Life y Paris-Match.
Pero son los directores Jacques Dupont y Pierre Schoendoerffer quiénes le cambian la vida al proponerle trabajar en el cine en la filmación de la película “El desfiladero del diablo”, el cual aceptó por un malentendido, Raoul creía que solo haría fotografías estáticas para la publicidad de la misma.
Coutard no sabía que el haber entendido mal le encaminaría por un rumbo distinto, desde ese “sí” ha filmado casi 90 películas junto a directores importantes de la historia del cine como François Truffaut, Jean-Luc Godard y Costa-Gavras.
No obstante, es el productor Georges de Beauregard quién le abre las puertas grandes del cine, cuando éste le ofrece ser el director de fotografía del cineasta debutante Jean-Luc Godard, quién filmaba “À bout de souffle” en 1959, de esa manera dio inicio al Nouvelle Vague.
Este nombre le fue dado a un creciente grupo de cineastas franceses que surgió finalizando la década de los 50, estos autores dieron un giro a las técnicas y métodos que se utilizaban en el cine francés, necesitaban tener una libertad de expresión, pero también una libertad de estructura, que le permitiese más movimiento en las producciones de las películas.
Desde ese momento Raoul marcó un estilo muy propio, y lo podemos observar en esta filmación, que fue grabada con una cámara Eclair Cameflex con película Ilford HPS de 400 ASA, con la ayuda de la luz que había en la habitación que entraba por una ventana y utilizando lo menos posibles los lugares internos con menos luz. Con esta técnica el fotógrafo rompía con el lineamiento de iluminación que se venía utilizando ya por mucho tiempo.
El objetivo de éste método era crear una fotografía más realista, sin ayuda de luces artificiales, el truco era ir innovando, ya que todo partía de ir grabando toda la película de manera cronológica con una cámara en la mano. El director Godard se encargaba de escribir el guión en la noche para ser interpretado al día siguiente.
La mezcla de ambos creó una tendencia espontánea y para algunos un poco caótica, que les ayudó a ambos, especialmente a Coutard para poder practicar nuevos enfoques y posiciones, sabiendo que si algo salía mal solo tenía que volver a empezar. Dos de las técnicas que solía utilizar el fotógrafo era la fotografía granulada y el aumento del contraste durante el revelado. Junto a estas técnicas introdujo al cine puntos del periodismo que aplicaban perfectamente al cine, como paneos rápidos, técnicas manuales fotográficas y la libre movilidad de la cámara hacía donde se encontraba la acción.
Coutard y Godard iniciaron una larga y productiva colaboración juntos, de esa unión surgieron filmaciones que quedaran siempre en el recuerdo: “Une femme est une femme” en 1961, “Vivre sa vie” en 1962, “Le mèpris” en 1963, Les carabiniers” en 1963, “Bande à part” en 1964, “Pierrot le fou” en 1965, “Deux ou troi choses que je sais d’elle” en 1966, “La chinoise” y “Weekend” ambos en 1967 y “Prenom: Carmen” en 1983.
De igual manera también pudo trabajar junto a otros directores internacionales como Costa-Gavras en la filmación “Z” y con Nagisa Oshima en “Max, mi amor”. Su último trabajo fue “Sauvage Innocence” junto al director Philippe Garrel filmado en los noventa y lanzado en el 2001.
El año pasado, con 92 años partió a firmar a otros cielos, con una larga trayectoria como director de fotografía y un legado de filmaciones difíciles de igualar hoy en día.
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