Las instantáneas de Pete Souza que cuentan la historia tras las paredes de la Casa Blanca
Si hay alguien a quién recordaremos del gobierno de los Obama en la Casa Blanca, es a Pete Souza, fotógrafo oficial de la Casa Blanca y en muchas ocasiones, fotógrafo personal del expresidente de los Estados Unidos.
Para ser el fotógrafo de la presidencia se requiere una vasta experiencia, pero sobre todo contar con una plena confianza del presidente de turno. Dicho cargo se institucionalizó en 1963 por John F. Kennedy, donde antiguamente la Marina y el departamento de parques eran quiénes se encargaban de realizar las fotos.
Pete Souza ha ocupado el puesto en dos ocasiones, la primera con el fallecido expresidente Ronald Reagan y durante los ocho años de gobierno de Barack Obama.
El fotógrafo de descendencia portuguesa nació en South Dartmouth, Massachussets. Estudió Ciencia de la Comunicación en la Universidad de Boston y cursó un Master en Periodismo Social en la Universidad Estatal de Kansas.
Éste no solo se hacía cargo de retratar a los Obama, era también el director de la oficina de fotografía de la Casa Blanca, ocupándose del equipo fotográfico que cubría gráficamente el resto de actos y actividades presidenciales. Además, Pete Souza es profesor asistente de fotoperiodismo en la Escuela de Comunicación Visual de Ohio.
Durante el periodo de tiempo trabajando con Reagan entre el 1983 y el 1989, Souza produjo y publicó libros sobre la vida íntima del expresidente y en el 2004 le acompañó como fotógrafo oficial de su funeral, dando una master class a todos, fotógrafos y no fotógrafos de cómo se cubre un acto de tal índole.
Pero para Pete no todo ha sido el mundo político. Este fotógrafo fue uno de los primeros periodistas en cubrir la caída de Kabul, Afganistán, luego de haber cruzado las montañas nevadas del Hindu Kusha. También ha colaborado en la revista National Geographic publicando en dos ocasiones, tres ensayos para la revista Life y portadas de Newsweek y Fortune.
El trabajo de Pete con los Obama empezó desde que el expresidente pertenecía aún al senado, el fotógrafo le acompañó en una gira por siete países que incluyó Rusia, Kenia y Sudáfrica entre otros. De estos viajes Souza publicó en el 2008 el libro “El ascenso de Barack Obama”, el cuál llegó a los primeros puestos de la lista de bestsellers del New York Times durante 5 semanas.
Souza ha podido captar toda la personalidad de quien fuera en un momento el hombre a cargo de la mayor potencia mundial. Le retrató en los momentos más solemnes, pero también en los más convencionales, cómicos, tiernos e íntimos junto a su esposa, hijas, compañeros de trabajo y hasta con sus perros, que corrían libres por los pasillos de la Casa Blanca.
Sin duda, la calidad artística de las fotografías de Pete Souza es indiscutible. No obstante, sus fotografías se diferencian también de las realizadas a otras presidentes por hacer el click del obturador en las circunstancias más inusuales de Obama, que reflejan el recuerdo de una legislatura que quedará para la historia gracias a él.
Para realizar su trabajo, siempre le acompañan dos cámaras Canon EOS 5D Mark III, junto a tres objetivos: zoom de 24- 70 mm, angular de 35 mm y un tele de 135 mm, para estar listo ante cualquier eventualidad, siempre puesto en modo silencioso para reducir el sonido que produce el obturador al disparar.
Para los ratos libres normalmente lleva una cámara compacta Fujipilm X100S, que contiene un sensor igual a una réflex pero de cuerpo más ligero.
Souza cree que durante los dos mandatos ha realizado alrededor de dos millones de fotografías de los Obama y la Casa Blanca. 6.600 de ellas se pueden ver en la cuenta oficial de Flickr de la Casa Blanca.
Uno de los lugares donde se hizo la mayoría de las fotos fue en el despacho Oval, espacio donde el expresidente tomó tal vez las decisiones más importantes de su presidencia.
Luego de poner su renuncia como fotógrafo de la Casa Blanca, al haber asumido Donald Trump la presidencia, muchos medios de comunicación le preguntaban a Pete cuál era su foto favorita de los Obama. Durante una entrevista respondió lo siguiente:
«Siempre me piden que elija mi fotografía favorita del Presidente, pero no soy capaz. Así que dejadme contaros acerca de mi día favorito. Fue un sábado de febrero de 2010. Washington estaba sitiado por la nieve. Dormí en la oficina, imaginándome que al día siguiente probablemente no podría conducir a la Casa Blanca. Y entonces pensé… y sí, deseé… que el presidente de los Estados Unidos fuera un padre y que jugara con sus hijas en la nieve. Y así lo hizo».
Pete tenía su oficina a unos pocos metros del despacho Oval del expresidente. Contaba con los permisos para acceder a casi todos los lugares igual que el mismo presidente, hasta tenía un asiento reservado en el Air Force One y podía permanecer en las conversaciones a puertas cerradas y situaciones íntimas de la Casa Blanca.
Gracias a su creatividad y poder estar en los momentos más naturales y espontáneos de los Obama, ha creado un legado fotográfico de uno de los mejores presidentes que ha gobernado los Estados Unidos, y un archivo histórico de dos periodos de presidencia que quedarán para la historia.
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