Las imágenes hablan por sí solas. La tragedia de Siria
La Guerra Civil Siria es un conflicto que comenzó en 2011 y que a día de hoy sigue activo. En un principio se enfrentaron las Fuerzas Armadas de Siria del presidente sirio Bashar Al-Asad contra grupos armados rebeldes conocidos como la oposición siria. Más tarde a este grupo de rebeldes se unieron fuerzas yihadistas del ISIS, lo que permitió a este grupo terrorista expandirse por el territorio sirio. A mediados del año 2015 más de la mitad del país estaba ocupada por el Estado Islámico.
Pero la cosa no queda aquí, hay otro grupo de rebeldes que combaten tanto contra el gobierno como contra Estado Islámico, lo que hace que el país se encuentre en una auténtica situación de lucha, guerra y muerte de la que parece imposible salir.
El conflicto armado en Siria ya va por su quinto año y las cifras de sus consecuencias ponen la piel de gallina: 220.000 muertos, 11 millones de desplazados, 3’9 millones de refugiados y 12’2 millones de personas que demandan ayuda humanitaria para poder sobrevivir.
Esta crisis comenzó con las primaveras árabes de 2011, un movimiento social que demandaba derechos y un sistema igualitario, pero lejos de conseguir este objetivo, se creó un conflicto devastador iniciado por el propio gobierno sirio y cinco años después el conflicto es una de las mayores catástrofes de la historia reciente.
La población civil vive aterrorizada, sus pequeños sólo conocen la guerra como forma de vida, casi 2 millones no pueden asistir al colegio y más de mil han sufrido violaciones. No hay empleo, las tiendas han cerrado, los mercados no tienen productos… Su única opción es huir del país e intentar comenzar su vida de cero, pero ni eso es fácil. Lejos de ayudarles los países miembro de la UE somos cómplices de la tragedia.
A fecha de hoy son casi 5 millones de personas las que prácticamente no tienen acceso a ayuda humanitaria y casi 300.000 personas viven sitiadas. No podemos olvidar que el 90% de las armas utilizadas en el conflicto provienen de países del Consejo de Seguridad como Rusia o Estados Unidos.
Las cifras de muertes por el conflicto son alarmantes por lo que no debería resultar extraño el elevadísimo número de sirios que huyen del país en busca de refugio y asilo, que a principios del año 2016 era de prácticamente 5 millones de personas, dando lugar al mayor éxodo dentro de nuestra historia más reciente.
Millones de personas buscan asilo en países como Jordania, Líbano, Irak o Egipto. Los sirios que huyen de la violencia lo han perdido todo, la crisis siria es la mayor emergencia humanitaria actualmente.
Su situación es terrible y para agravarla aún más, países como Turquía expulsan a diario a miles de refugiados obligándoles a volver a Siria y según Amnistía Internacional, la UE mira a propósito hacia otro lado, permitiendo esta injusticia además de crear un acuerdo que contempla la devolución de refugiados sirios.
Son muchos los fotoperiodistas que se han desplazado a Siria o a los campos de refugiados para captar con sus cámaras el drama del conflicto. Gracias a su trabajo han cosechado premios como el Pulitzer o el World Press Photo.
El diario The New York Times y la Agencia Reuters comparten el Premio Pulitzer de este año por su labor de cobertura gráfica del conflicto sirio.
El trabajo que se está realizando sobre la Guerra Civil Siria es notable, destacan las imágenes de los mexicanos Narciso Contreras y Javier Manzano y del español Manuel Brabo. Los fotoperiodistas emplazados en el conflicto se enfrentan a situaciones difíciles y de peligro; Andoni Lubaki, fundador de la agencia de fotografía Bostok, fue secuestrado por un grupo yihadista en su estancia en Alepo y el francés Rémi Ochlik perdió la vida con tan sólo 28 años.
El conflicto sirio es una realidad, una situación que no podemos pasar por alto. Ahora o nunca. No podemos permitirnos ser cómplices.
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