La sencillez en la fotografía gastronómica

La Real Academia de la Lengua Española define el minimalismo como: la tendencia estética e intelectual que busca la expresión de lo esencial eliminando lo superfluo; y que podemos trasladar al mundo de la cocina como una corriente que juega con los colores, las texturas, formas y sabores de unos platos de tamaño muy reducido, pero exquisito cuidado del detalle. Todos ellos, presentes en la fotografía gastronómica.

El termino minimalismo fue acuñado por primera vez por el filósofo británico R. Wollheim en el año 1965. Lo empleó para referirse, en primer lugar, a las pinturas del neoyorquino A. Reinhart, y más tarde a todos aquellos objetos de gran contenido intelectual pero escaso proceso de confección.

Desde entonces y hasta nuestros días el concepto se ha extrapolado a todo tipo de ámbitos. Pintura y escultura desembocaron en el minimalismo gracias a las influencias constructivistas, la arquitectura lo hizo de la mano del diseño japonés, en la cultura derivó en el happening y también llegó a la música. Incluso encontramos minimalismo en el estilo de vida, aunque tal vez en este caso se conozca más como ascetismo.

Fotografía gastronómica minimalista

Francesc Guillamet

En definitiva, cada una de ellas en su esencia lo que hacen es reducir los elementos al mínimo. Tienen a la búsqueda del equilibrio como piedra angular, que consiguen gracias a la utilización de figuras geométricas de todo tipo.

En cocina vino de la mano de la Nouvelle Cuisine, que revolucionó el mundo de la gastronomía a nivel internacional. Los chefs H. Gault y C. Millau pusieron fin al dominio del Recetario Escoffier, que marcaba las directrices de la cocina clásica francesa, arriesgando con platos más exquisitos. Se abandonó la pesadez en aras de una cocina más ligera, con productos muy frescos y nuevas técnicas culinarias. 

La presentación del plato se eleva a la categoría de arte y la fotografía gastronómica minimalista se encarga de sacarle todo su potencial. Para ello el fotógrafo debe basarse en la máxima «menos es más», en la que la sencillez se impone a lo barroco para lograr impactar.

Fotografía gastronómica minimalista

Francesc Guillamet

El cuidado de la composición es la clave; con una búsqueda de nuevos ángulos y perspectivas. Los elementos se disponen geométricamente en grandes platos y pequeñas cantidades, con cierto aire elitista. Se muestra lo mínimo, con encuadres cerrados en los que aparece enfocada sólo la parte principal.

La fotografía gastronómica ha de apostar siempre por la estética, y en el caso de la cocina minimalista tiene que hacerlo todavía con más ahínco. El atractivo visual es simplemente su razón de ser.

Máximos exponentes de la cocina como Paul Bocuse o Ferrán Adriá han marcado un antes y un después llevando el minimalismo en la presentación de los platos por bandera. Se utilizan generalmente fondos lisos y neutros, en especial el negro y el blanco que son los tonos que más contrastan con cualquier otro color.

La fotografía gastronómica debe transmitir lo que el público experimentará con el primer bocado, y para ello ha de mostrar el producto con la mayor de las delicadezas. ¡La inspiración está en cualquier lugar, y hoy la hemos encontrado en los fogones!

Esther de Vicente
Estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Amante de la vida y sus momentos. Me encanta la fotografía, el mundo de la moda, y por encima de todo viajar. Siempre con ganas de conocer lo desconocido.

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