Christer Strömholm el fotógrafo sueco en la sombra

Christer Strömholm es una de las figuras más importantes no solo de la fotografía sueca, sino de la fotografía de la Europa de posguerra cuya influencia se extiende a gran cantidad de fotógrafos documentales e incluso fotoperiodistas contemporáneos. Sus señas de identidad son un afán por comprender y estar completamente compenetrado con aquello que fotografía y el uso del blanco y negro como ejercicio de estilo, son dos características que le han acompañado durante toda su vida.

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Desgraciadamente otros nombres de la fotografía sueca como Anders Petersen han mantenido a Strömholm en una especie de segundo plano, aunque ya en los ochenta se le empezó a reivindicar y llegó a obtener el Premio Hasselblad en 1997, poco antes de fallecer en 2002. Una vida longeva teniendo en cuenta que nació en 1917 y que entre otras aventuras, participó en la Guerra Civil española o la Segunda Guerra mundial, uno de los motivos por los que se pateó toda Europa y gran parte del mundo durante su vida.

De sus viajes ha dejado un inmenso legado de negativos, en los que destacan los trabajos de fotografía de calle en España, donde retrató lo que fue la vida durante la dictadura en zonas como Baleares y Madrid a la vez que guardó la imagen de una España que ya se ha perdido.

christer-stromholm-fotografia-socialJapón, Francia y Estados Unidos serían otros de sus destinos predilectos para desarrollar trabajo de calle, y es que parece que Strömholm se sintió siempre más cómodo fuera de su país.

Sin embargo durante la década de los 60 y los 70 dirigiría una escuela de fotografía que formaría a más de 1000 alumnos alrededor de los intereses estéticos y fotográficos que el fotógrafo sueco consideraba más importantes, algo que se puede rastrear en el trabajo de muchos fotógrafos suecos contemporáneos.

Strömholm fue un artista total, que se formó en un principio como pintor y que mantuvo una estrecha relación con pintores, escultores y en definitiva, artistas, alejándose del común trato de fotógrafo con fotógrafos. Prueba de ello son los retratos que realizó a artistas de la talla de Caurlos Saura, Giacometti, Man Ray o Marx Ernst, además de desarrollar una gran cantidad de imágenes en sus fotografías que juegan con las texturas y las formas hasta llegar a colindar con la pintura y la escultura.

Pero sin duda lo más común en su fotografía es la toma de imágenes de corte humanista, siguiendo la estela de Cartier-Bresson así como un documentalismo de espacios que son puro Eugene Atget.

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Dentro de sus grandes trabajos, «Les amies de Place Blanche» es el proyecto que mayor reconocimiento le ha dado. Realizado durante la década de los 50 y 60, retrata el ambiente más bohemio de Paris y los travestis que habitan en él así como los prostíbulos donde muchos ejercen. Un trabajo muy delicado que desarrolló a base de confianza en una época en la que el travestismo no contaba con la aceptación social que tiene hoy día y que sirvió por un lado para sacar a la luz un tema muy escondido, y por otro lado, para dejarnos lo que sin duda es uno de los mejores trabajos de fotografía documental europea de la segunda mitad del siglo XX.

Adrián Morillo
Fotógrafo afincado en Canadá. Comencé mi andadura profesional en la edición del vídeo hasta que me tocó coger la cámara por los cuernos y comenzó una relación de amor que dura hasta hoy. Soy de los que prefiere menos megapíxeles y más comedura de tarro en las fotografías, aunque eso no implica que disfrute con prácticamente todo tipo de imágenes.
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